Antes de subir al blog lo que Enrique me mandó como una reflexión suya, debo contar algo más sobre él. Está en los finales de su década de los setenta. Profundo, sensible, se casó grande, con Alicia su complemento, en acción y en la tierra, mientras él vive en otras dimensiones. Padre de dos adolescentes, compinche, papá y amigo, canta en un coro con una voz extraordinaria y escribe. Una anécdota que cuentan sus amigos. Estaba en Madrid, e iba a entrar a un resturant
En la puerta,ve a un hombre pidiendo limosna .
Lo invita a cenar y al salir le obsequia su abrigo. Todo con absoluta sencillez. Y como esa otras semejantes.
Abogado de pobres , desafortunados e indigentes ¿ Qué más puedo decir ? .
Que nos encontramos de vez en cuando, pausas, y silencios entre viajes y conversamos ... divagamos más bien.
El resto de nuestros amigos nos miran raro y se ríen con cierta indulgencia Creo que piensan en términos nuestros : estos están Pirados. Y a veces con razón.
Cuando debemos irnos siento la necesidad de tenerlo cerca, o como le suelo decir hacerlo chiquito y traérmelo en el bolsillo, No he subido el encabezamiento del mensaje enviado, es muy hermoso y cálido
En resumen dice :nosotros con vosotros.
ALTERESTIMA.
Hace unos años se puso de moda la palabra “Autoestima”.
Ya sabemos, con base en su etimología, se quiere expresar “amor a si mismo”.
Traducido como “amor propio”, resultaría malsonante.
Una misma palabra, ciertamente, puede tener diversos significados.
Ello crea una dificultad como vehículo de comunicación y para intentar superarlo se emplean diversos circunloquios, precisiones, matizaciones del sentido de nuestro discurso.
“Amor” es una palabra que alude a ..., a .... ¿ a qué ?, o tal vez.. ¿ a quién, a Quién ?
Cualquier intento de precisar la alusión resulta insuficiente. Estaríamos “circunloqueando...”, o sea rodeándola de círculos de palabras, que a su vez habría que redondarla con otros círculos hasta el infinito, o sea hasta nunca, hasta siempre.
“amor a si mismo”, “amor propio”.
Cuando la explicación del sentido se hace difícil, a veces se acudo a un adjetivo que aclara bien poco o nada, salvo la contundencia de un interrogante que se abre.
Así decimos “amor autentico”, “amor verdadero”, con lo que nada explicamos, sólo que lo distinguimos del “amor inauténtico, “amor falso”.
¿Cual de ellos es el correspondiente a la “autoestima” ?
¿Cual es la autoestima “autentica”, la buena?
Imagino que los profesionales de la interioridad del ser humano darán respuestas con profusión de aspectos y consideraciones.
Por mi parte, intento una aproximación más sencilla, aunque luego, sospecho que me lleva a una cuestión más radical.
Usando un lenguaje de la calle, diríamos que una persona con autoestima, es un persona que se acepta a sí misma, se siente bien consigo mismo, consiguientemente con capacidad de verse a si mismo, conocer sus posibilidades. Consecuentemente no anda de quejita por la vida, chupando cámara, cómo un náufrago en un mar de la afectividad salada que no puede beber.
Esa persona, sufre y hace sufrir, o cuando menos se siente incómoda e incomoda al personal de su alrededor.
Y entonces ese personal, que somos todos, reaccionamos de diversas maneras, no sin cierto posicionamiento defensivo.
Podemos rechazarlo agrediendo con adjetivo más o menos fuerte: “pesado”, “chupóptero”,”salido”, etc.; o despegarnos con un fácil “diagnostico” calificativo : es un inseguro, tímido, carente de afectos, etc., lo que necesita es “autoestima”, quererse a si mimo.
De este modo lo que puede ser el grito de socorro del corazón del náufrago, se pierde en un colchón mental impenetrable.
Y YO ME PREGUNTO ¿ NO SERÁ LA AUTOESTIMA, LA HUELLA O EL RECUERDO DIFUSO DEJADO POR UNA EXPERIENCIA DE “ALTERESTIMA” ?
¿ NO SERÁ “LA ALTERESTIMA”, EL SER QUERIDO POR OTRO U OTROS, UNA NECESIDAD VITAL MÁS ESENCIAL QUE EL ALIMENTO, EL AGUA, O EL AIRE ?
CREO QUE SÍ, QUE ESE ES EL SENTIDO Y EL FUNDAMENTO DE LA VIDA, DE LA EXISTENCIA, DEL MISMO SER.
SOY PORQUE SOY QUERIDO, Y SOY EN LA MEDIDA EN QUE SOY QUERIDO.
SOY QUERIENTE, Y SOY EN LA MEDIDA EN QUE QUIERO.
