UNA CARTA

ANDY, NUESTRO AMIGO, QUE NOS TIENE ACOSTUMBRADOS A SUS GENIALIDADES, EN UN MOMENTO DE CAMBIO, QUE QUIERE QUE SE DE YA, LE ESCRIBE UNA CARTA A SUS PADRES. ANSIOSO, IRRITADO, SIENTE QUE NO PUEDE ESPERAR .
HASTA QUE DESPUÉS DE ESCRIBIRLA, VUELVE A ARMONIZARSE INTERIORMENTE VUELVE A TERAPIA ESCUCHANDO SU VOZ INERIOR , QUE LE DICE
ESPERÁ. TODO FLUYE, TODO PASA Y TODO LLEGA

TERE ESTA ES LA CARTA QUE ESCRIBÍ:

No estoy bien. Tengo muchas dudas y muchos miedos. Aprendí un mundo del que poco a poco me voy despegando, un mundo con el que ya no me siento identificado. De chico tal vez lo abracé para sentirme cómodo, para sentir la pertenencia, para ser aceptado y querido por la gente que me rodea. Pero en ese abrazo fue quedando mi ser, aquello que yo soy más allá de todo lo que me puedan enseñar; aquello que yo soy más allá de todo lo que yo haya hecho (y no hecho) para pertenecer y sentirme parte.

El dinero, el estatus, el éxito reflejado en lo material me ha rodeado desde el día que nací y he llegado a entender que no hay nada de malo en eso. Cada uno tiene su propio camino, su propia motivación, su mito. Yo ahora necesito emprender el mío, buscar mi mito, mi necesidad. Mi motivación.

Con esto no estoy tratando de buscar a un culpable, no pretendo señalar con el dedo y decir “por tu culpa” porque eso sería mediocre, y eso es algo que no quiero ser. Pero también me parece mediocre abandonarse a la comodidad, a lo conocido, escapando a algo bien profundo que lo único que pretende es salir.

Siento un gran miedo de que al intentar mi camino vaya a cambiar mi relación con todos aquellos que yo quiero, con todos aquellos que siento un vínculo irremplazable: mi familia. Siento que el hecho de quebrar el modelo lleve a eso. En vano lo intenté, probablemente por motivaciones confusas y necesidades del momento, esa vez que decidí estudiar música hace unos años. Y lo hice sin convicción, sintiéndome casi un traidor a todo lo que significaba mi vida hasta ese entonces.

Por mucho tiempo pensé que la vida era la empresa. La economía, la administración. Tal vez el derecho o la ingeniería. Pero nunca me imaginé que otro estilo de vida era posible. Y nunca siquiera se me cruzó por la cabeza, porque yo iba a ser economista o administrador, porque yo iba a trabajar toda mi vida en una empresa. Como mi viejo. Y así fue que decidí estudiar economía. Jamás me convenció, pero dejar la carrera nunca se me cruzó por la cabeza porque hacerlo significaba una traición, a mi entorno, a mi viejo, perder su respeto, defraudarlo. Creo que hay pocas cosas que me pueden llegar a herir más que perder eso.

Pero ya no me puedo dar el lujo de elegir un estilo de vida sólo para conservar el amor y respeto de mi padre, de mis vínculos. Sé que suena drástico pero es así como lo siento, no quiero perder ni un gramo de lo que ellos sienten hoy por mi.

Seguir este camino en el que me encuentro sería entregarle mi vida a otro, y no sé si haya una vida después de la muerte pero mucho no me importa porque de esta la única que soy consciente. Todo lo que pueda y quiera hacer tiene que ser en esta. Y no quiero ser una víctima más del arrepentimiento.

Creo que lo que necesito saber es que elija el camino que elija, voy a tener el apoyo y aliento de mis viejos, tal vez más puntualmente, el de mi viejo. Que vaya a entender que mi vida tal vez tenga que ser diametralmente diferente a la suya y que es no implica que nuestros abrazos sean menos sentidos, que yo sea menos para él por ser músico o escritor y no economista o abogado. Que el día de mañana mi éxito tal vez no sea monetario, que mis logros sean de cualidades totalmente diferentes a los que aprendí pero que pueda sentir que a la vida la viví.

Y muera pleno.