´LA FILOSOFÍA Y LA PROFUNDIDAD DE ANDY

VOY A SUBIR AL BLOG, ALGUNAS PROFUNDAS REFLEXIONES DE ANDY, QUE NO SÓLO ES UN MAGNÍFICO ESCRITOR .
ES TAMBIÉN UN PENSADOR. Y AHORA QUE ESTÁ EN UN CAMBIO DE RUMBO EN SU VIDA,ESTÁ EMPEZANDO A DECIR SI A LOS DESAFÍOS.
ALLÍ VA:
Hoy hicimos un asado familiar, 9 de julio. Honrar la patria. Pero nada de patriótico tiene lo que pienso compartir. Los miércoles mi madre, mi tía y la pareja de esta última asisten a un curso de Sanación Energética que por cierto es muy interesante. Esto tampoco tiene que ver con lo que paso a escribir pero esa especificación era necesaria. Yo aventuré pensar que más allá del feriado tendrían el curso, un desliz o simplemente… un desliz. El asado no pintaba ser un buen almuerzo si a las pocas horas, o mejor dicho, minutos (las clases se dictan, literalmente, en frente de casa) estarían trabajando con el cuerpo. Con esto yo pensaba comentar algo del próximo estilo: “¿Asado y después sanación? No parece la mejor combinación.” La palabra a resaltar es el NO. En vez de pensar y tal vez comentar “Qué bueno que viene mi familia a comer a casa” opté por algo con un tinte negativo, tal vez mínimo pero negativo en fin, un comentario que podría cambiar el humor de los cursantes para mal.

No es la primera vez que pienso o emito comentarios negativos, es más, mi primera reacción por lo general tiene un NO metido en algún lado. Son pocas las veces que reacciono con un SI. Esto me llevó a pensar algo que comparto. Si llevamos esta actitud a la física cuántica podríamos deducir que el NO es una reacción química que se propaga por el cuerpo. Llevado aún más a lo microscópico o mejor dicho, a lo energético, podríamos deducir que es nuestra relación con el cosmos, con el todo. Si esto no resuena en los lectores les recomiendo la película/documental What The Bleep Do We Know?
No piensen por un segundo que pretendo ser un genio de la física cuántica, simplemente es una asociación que hago en base a lo expuesto en ese largometraje que, dicho sea de paso, me marcó.

Volviendo al NO y su origen. Esto me llevó a considerar otro punto: ¿tiene origen el no en la mente o en el cuerpo, o ambas? Tanto la mente como el cuerpo tienen memoria. Las células del cuerpo llevan impresas todas las memorias ya que todas nuestras sensaciones pasan por la mente y por el cuerpo.
Es un concepto tal vez difícil de asir, dada nuestra naturaleza y estructura por demás mental, pero es algo para contemplar. Astrológicamente nuestra energía esta teñida por la del cosmos, más puntualmente por la posición de los planetas en el momento de nuestro nacimiento. Para mí tiene una lógica visible: si la luna afecta las mareas, ¿por qué no nos va a afectar a nosotros? Después de todo, somos 70% agua. Algunas energías son más difíciles de manejar que otras y sumadas a nuestra experiencia de vida desarrollamos una visión de la realidad distorsionada.
Es verdad, no hay una visión de absoluta verdad sobre la realidad pero podemos estar de acuerdo en que hay extremos que crean realidades que con certeza han sido distorsionadas. La capacidad de vernos actuando desde nuestra realidad distorsionada nos permite el cambio, si no lo podemos discernir estamos, lamentablemente, alejados de la realidad, psicóticos.

Los cambios no vienen de un día para otro. Si nos llevó toda una vida crear una realidad distorsionada en la que vivimos deberíamos aceptar que nos va a llevar un tiempo crear una realidad más acorde a nuestras posibilidades y potencial. Paciencia y disposición.

Sí el NO es una reacción química podemos deducir que el SI también lo es. Una disposición cerrada son años de aprendizaje, años de vivir bajo el NO que llevado a cierto extremos se vuelve un refugio y el refugio una posición de estancamiento.
Desaprender algo es difícil y hasta cierto punto es ir en contra de nuestra naturaleza adoptada. Privados de nuestro instinto, causa directa de nuestra capacidad para razonar, adoptamos y nos volvemos nuestras experiencias. Si estas han sido negativas o duras, si hemos recurrido a patrones de comportamiento que difieren de nuestra esencia para agradar o ser aceptado eventualmente ese comportamiento se vuelve inviable con nuestros deseos más profundos y llegamos a la crisis.

En mi caso a descubrir mi refugio en el NO: no puedo, no quiero, no debo. En última instancia, el NO. Me llega la hora de aprender el SI, la apertura, el deseo de encontrar mi esencia y dejar el encierro.
Llegó la hora de cambiar mi relación con el cosmos, de aceptar la vida y aprender a dejar atrás máscaras y actitudes que no me pertenecen. Es hora de jugar, porque la vida es en gran parte un juego y decir que SI es aceptar ese juego, estar dispuesto a ganar y a perder. Probablemente me ponga máscaras nuevas, máscaras de colores un poco más vivos y dispuestos, máscaras que voy a aceptar con los brazos abiertos dejando el encierro para ese que ya no quiero ser, ese que no vivía, ese que no pudo despertar.
A ese lo llevaré siempre adentro, mi amada sombra que me recordará de tantas cosas. Pero es hora de alumbrar esa sombra, de ver qué hay ahí adentro y poder decir “ese soy yo, ese fui yo”. Después de todo, la vida es un constante renacer y es imposible nacer con los ojos cerrados.
Es hora de decir SI, y nada más que SI. Dejar que la vida me guíe y no tratar de guiarla. Ya lo traté y no funcionó, será hora de cambiar, de crear nuevos ingredientes para la química de mi mente, la de mi cuerpo. Abrir los brazos y cambiar un tímido NO por un rotundo SI.