16/8/09

LA CARTA DE JUAN CARLOS A SU HIJO NAHUEL

Carta abierta a mi hijo, Nahuel.

¿Papá, qué es ser mediocre?

Con esta pregunta, Nahuel me colocó en la disyuntiva de tratar de dar contenido a una opinión, que en el curso de nuestra conversación en la cena de ayer señalé, como un mal que carcome todo lo que alcanza.

Mediocre es un término que se usa despectivamente, pero debemos tomarlo en el sentido extenso de la palabra. Más allá de su limitación gramatical, encierra una filosofía devastadora de la creatividad, la voluntad, pero aún mas de la dignidad que nos debemos a nosotros mismos

Describe al que intencionalmente es incapaz de hacer un esfuerzo más allá del mínimo necesario siendo capaz de hacerlo, cuando únicamente con dar un paso más lo aparta de la masa, evoluciona de ser uno más, a ser protagonista de su propia esperanza.

¿Un mediocre puede ser líder? Es posible, en este supuesto se transforma en dominador arbitrario de un rebaño de mediocres, eventualmente sería un mediocre ascendido que no lleva a los conducidos a un nivel superador , los pone a su servicio para usarlos en beneficio propio .

Ser mediocre es no pensar ni razonar, no defender lo que se cree justo o razonable, no indagar en la razón de las cosas, no comprometerse con lo que se hace a pesar de ser consciente de su actitud, es un traidor de sus propias creencias en aras de la comodidad, la dejadez , el desánimo, la cobardía en el ámbito del oscurantismo o la abulia general, que aparenta disfrutar de su elección para transmutarse, con el paso del tiempo en algunos casos, en frustración .

No justifica su mediocridad el estar en un ámbito que la ejerce, por ser menos conflictivo creer que no podemos modificarla, en este caso el desvalorizado no es el que la admite engañado, sino el que se escuda en los que la ejercen tentados por la comodidad, la pasividad o la insensibilidad.

La rebeldía para no ser mediocre no solo es justificada, sino el fundamento de un compromiso con uno mismo, en conflicto con un entorno perverso.

Pero atención la alternativa no es la violencia, ya que oponerse con otra actitud del mismo signo, potencia la magnitud de la no propuesta, ocultando en la trivialidad del enfrentamiento, la extensión del engaño.

¡Es indiscutible! No es fácil resistir sus embates, porque la cultura de la mediocridad eleva a la categoría de aceptable, lo inaceptable.

El inconsciente colectivo aprueba que desigualarse del medio es malo. Estudiar, cumplir, ser honesto, modesto, trabajador, no violento, defender causas justas, rechazar lo que no aceptamos íntimamente, salvaguardar nuestra personalidad, nuestra cultura, nuestra integridad, nuestra dignidad. Son sinónimos de conceptos no tolerados, sus portadores son rechazados, estigmatizados, agredidos, burlados, desvalorizados, maltratados y aislados socialmente.

La mediocridad no solo es patrimonio de los jóvenes como vos, también la adoptan los que tendrían que emitir las señales de advertencia con su ejemplo y opinión. Algunos padres, maestros, profesores, autoridades, funcionarios, gobernantes, quienes con una variada gama de manejos intentan, esgrimiendo su jerarquía disimular que… ¡Ellos también son mediocres!

Se amparan en la impunidad de pasar desapercibidos, violentando a los sometidos a sus arbitrarias conductas.

Son los padres ausentes, permisivos, maestros indolentes, profesores abúlicos, injustos, indiferentes o autoritarios. Autoridades pasivas, abusivas, funcionarios burocráticos, intransigentes, inflexibles, gobernantes absolutos, arteros, corruptos, los portadores de inmensas dosis de frustración que intentan transferir la mediocridad, para encubrirse ellos mismos.

Hasta aquí expusimos a la mediocridad en su ropaje habitual, desnudamos sus intenciones, desenmascaramos sus métodos.

Intentemos ahora encontrar las formas de superarla.

No sería fiel a mi condición de padre si caigo en la tentación de la simple ficción intelectual narrativa, en ese caso sería una farsa afectiva. Corramos el velo para descubrir las alternativas que nos ayuden a no caer en la seducción de su trampa.

La respuesta está en tu corazón, que más de una vez te lo he dicho es noble.

La voluntad de percibir y practicar la coherencia entre tu sentir, pensar y hacer, la afinidad entre el interior profundo de tu sabiduría ancestral, el amor por tus ideales, la lealtad del compromiso con la realidad en alianza con tu integridad, van a darle sentido a tu vida.

Caer en la trampa de la mediocridad, no es otra cosa que la muerte en vida de tus quimeras, esas magníficas utopías de los ideales, que nos permiten aun en la oscuridad, adivinar el horizonte que soñamos.

Estas reflexiones, no tienen la intención de ser una bella elaboración retórica, de nada valen si no se transformaran en voces para tu conciencia, capaces de generar actos cotidianos que las libren de transformarse en un discurso vacío de sentido.

Las palabras que brotan de las entrañas hijo, no mueren, renacen cada vez que con amor las transformes críticamente para no dejarlas agonizar en la conformidad absurda, van a resucitar en su esperanza de significar algo para vos.

No dudes , el juicio que resuelve la esencia de esta carta está en tu inteligencia, tu sentido común, tu corazón y tus manos plenas de talento que forjaran tu propio rumbo.

Este es mi íntimo deseo, que alimenta y alienta, mis propias utopías.




A Nahuel
Agosto del 2009

2 comentarios:

Anónimo dijo...

BIEN JUAN CARLOS.
SIENTES LA PATERNIDAD COMO DEBE SER COMO UN EJEMPLO.-
OJALÁ TU MENSAJE LLEGUE A MUCHOS Y NOS SIRVA PARA APRENDER

Y GRACIAS A TERE POR RECORDARNOS SIEMPRE.

LUIS

Anónimo dijo...

INTERESANTES REFLEXIONES SOBRE LA MEDIOCRIDAD. LEÁSE FACILISMO. CREO QUE ES EL MAL DE NUESTRA ÉPOCA.
TODO RÁPIDO Y CUANTO MÁS FÁCIL MEJOR. ME PREGUNTO ¿PORQUÉ FUIMOS DEVINIENDO EN ESTAS CONDUCTAS?
¿Y CÓMO PODEMOS CAMBIARLAS.?
Y TAMBIÉN VEO QUE NO SÓLO ES EL MAL DE VUESTRO PAÍS. ESTÁ GENERALIZADO COMO UNA PANDEMIA, EN MUCHOS OTROS LUGARES.
CARMEN, LA GALLEGA.