16/8/09

PARA LEER Y MEDITAR MUCHO Y COMPRENDER



PARA LEER, COMPRENDER Y NO JUZGAR LIGERAMENTE :

Quisiera compartir esta carta de un chico muy conocido y apreciado. Hay muchísimos como él, pero esta vez su historia la cuenta el mismo.
Tiene 18 años y vive en un barrio muy carenciado del conurbano bonaerense.
Sufrió mucho de chico porque su padre lo golpeaba brutalmente, igual que al resto de la familia. Su madre es una buena mujer, muy tosca y con escasas posibilidades de dimensionar muchas cuestiones. Tuvo seis hijos a los que de alguna manera alimenta, viste y manda a la escuela local.
“A” estuvo internado más de un año en una comunidad terapéutica. Él valora mucho esa etapa, comenta que no se quería ir. Que eran muy rigurosos con las reglas, pero también muy afectivos y que le enseñaron muchas cosas buenas.

Carta de “A”

Reflexión
La verdad que hoy me siento mal y con mucha impotencia porque terminé un tratamiento en un Centro de Rehabilitación y no me sirvió de nada, porque al volver con mi familia a mi casa yo tenía proyectos para mi vida. Pero resulta que ese mismo día mi hermano cayo detenido por robo, mi papá se fue y nos dejó re tirados, mi hermana más grande perdió el trabajo, y yo la verdad que no sabía que hacer. Estaba muy confundido, pero igualmente yo tenía que seguir con lo mío. Saqué un turno en un psicólogo para tener terapia, me cansé de repartir curriculum pero nunca me llamaron, y traté de ver esto como un obstáculo que se ponía enfrente, pero la verdad me estaba mintiendo sólo porque minimisé todo no pedí ayuda, dejé la terapia y acumulé muchos sentimientos y angustia que al final no me sirvió de nada. Porque agarre todo de escusa, al mes y medio comencé a recaer en actitudes, en alcohol, en drogas, fui a robar tres veces, me dirigía mal hacia mi familia, ya estaba perdiendo los valores, la forma de vivir de un buen lugar que me enseñaron, discutí con mi mamá para sacar provecho para volver a la calle y lo hice, me fui por tres días, volví otra vez a la villa y comencé a matarme con la droga como lo hacía antes. Pero cuando me drogaba no era como antes, ahora era conciente, porque cuando lo hacía me acordaba de todas las cosas que me estaban pasando y eso me causa más angustia y ganas de drogarme y la verdad que en el corazón mío sentía mucho dolor y bronca y me la desquitaba golpeando a las personas que yo me hacía creer que eran rivales míos o haciéndolas sentir mal verbalmente, pero luego como que bajé un poco y miraba alrededor mío y estaban todos drogándose y vendiendo droga, y yo dentro mío sentía que yo no tenía que estar allí, porque yo quería algo bueno para mí.
Porque mi infancia la perdí y el resto de vida que me queda quiero disfrutarla con lo que tengo que no es poco y es mi mamá y mis hermanos. En ese momento que pensé esto me levanté, agaché la cabeza y llorando sólo me dirigí a mi casa y cuando entré mi mamá me retó, pero me calle la boca y escuché las cosas que me dijo, pero como estaba consumido y confundido no sabía como iba a lograr lo que quería, así que me encerré en la pieza, tomé un alargue, lo até al techo y a mi cuello para ahorcarme, morirme y olvidarme de todo y no sufrir más, así que me subí al ropero y me tiré y en ese mismo momento pensaba en que era un cobarde que no quería enfrentar la realidad que me tocó, pero sentía que ya era tarde porque me estaba quedando sin aire, pero en el ropero había un cuchillo, lo agarré y rápidamente corté el cable, caí al suelo y comencé a respirar. Luego me levanté, me miré al espejo y tenía todo el cuello marcado y mis ojos estaban muy tristes y mojados. Pero mi mamá de esto nunca se enteró. Al otro día cuando me levanté fui a la escuela y me anoté para seguir el secundario. Ahora voy siempre de 6 a 10 de la noche y de vez en cuando salgo a hacer changas cuando sale algo, hasta que salga algo mejor. Para estar más ocupado y ayudar a mi mamá porque no tiene trabajo, está sóla y no estamos muy bien económicamente, pero gracias a Dios y a mi esfuerzo trato de vivir humildemente y dentro de todo lo malo que pasa vivo día a día haciendo cosas productivas y positivas como salir a la plaza a jugar con mis hermanos, abrazarlos, reírme con ellos, enseñándoles cosas buenas para que no les pase lo mismo que a mí. Estoy todo el día en mi casa, ayudo a mí mamá, cocino, trato de mantener un orden en mi casa y en mi cabeza y al final del día analizo todo lo que hice y a veces me saltan algunas actitudes o discutimos con mi mamá, pero miro el lado bueno y de a poco lo vamos hablando de un buen lugar, pero ahora me miro al espejo y me siento mejor que hace unos meses, y hago cosas para mantenerme ocupado porque así no le doy lugar a mis pensamientos para estar en la calle. Como ahora es la primera vez que escribo una reflexión en mi casa, pero lo bueno que tiene es que me hace sentir bien, porque esto para mí es un cambio que me dan fuerza para seguir y para crecer como persona y adaptarme a la sociedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaria darle las GRACIAS a "A" por la valentía de vivir, sobrevivir en un mundo hostil, lleno de tentaciones falsas, de facilismos, de querer enfrentarse al escape de la realidad, que a todos nos toca.
Gracias por escribir, reflexionar y en esas palabras aprender y mucho que el alma buena es el motor de nuestros actos y voluntades.Es una enseñanza para nuestros hijos, en una sociedad tan heterogenea de espíritu...
Gracias A.
Tengo algo pendiente en mi vida para los chicos que pasan por tu camino. Mi deseo es que no esté mas pendiente

FRED

Anónimo dijo...

¡CUÁNTO TENEMOS PARA HACER EN ESTOS JÓVENES TAN DESAMPARDOS!
SI TAN SÓLO SALIÉRAMOS DE NUESTRO EGOÍSMO Y PUDIÉRAMOS AYUDARLOS...

SEGURO PODRÍAMOS TRAERLOS DE VUELTA DEL INFIERNO. CONQUE CADA CUAL SE OCUPE Y PREOCUPE PÒR UNO DE ESTOS JÓVENES ¿ NO AYUDARÍA UN POQUITO?

DR. ALEJANDRO RUÍZ