13/9/07

El Dr. Famoso


Termina la conferencia y los aplausos me envuelven, o por lo menos eso quisiera. Los aplausos ya no me causan efecto, son parte del ritual de ser famoso, de ser reconocido por los otros. Salgo de la sala y como siempre me esperan unas cuantas mujeres, algunas quieren autógrafos y otras quieren una consulta personal, una sesión a solas con el famoso Dr., con el reconocido y alabado Dr. Famoso. Eminencia ante sus ojos y se desarman, se derriten y disuelven. Me solía encantar pero ya no le encuentro gracia. Me solía derretir con ellas, ante el reflejo de lo que ellas veían en mí, ante ese Dr. Famoso apuesto, célebre y exitoso. A más de una me he llevado a la cama y más de una me ha convencido entre palabras y miradas que realmente soy aquello que todos ven en mí. Con una leve reverencia agradezco sus pedidos y palabras de admiración pero no me detengo, quiero salir de allí. Camino hasta la puerta del hotel y saco mi ticket del estacionamiento. El valet va a estar contento al ser mi auto el que tiene que traer, siempre lo están. “Qué nave, jefe, ¿a cuánto está uno de estos?” Nunca falta el comentario. Me hago el distraído y ni atino a contestar la pregunta, ¿cómo se contesta esa pregunta? ¿Más de lo que vas a ganar en toda tu vida? Más de lo que debería haber gastado para que me miren, justo lo que hay que gastar para completar la imagen del Dr. Famoso. Le agradezco y le doy cinco pesos, por lo poco que ve intuye que soy rico, no vaya pensar que soy tacaño, a la gente no le gustan los tacaños. Le tendría que haber dado diez.

Me subo al auto y lo primero que hago es sacarme la corbata, me la arranco. He destrozado más de una docena de corbatas, corbatas caras, corbatas de Dr. Famoso. Pero ya no son corbatas, son lazos, sogas. Asfixian. Ni me hagan hablar de los botones de la camisa, otros arrebatados. Prendo la radio y de vez en cuando pasan una canción que me hace acordar la época en la que soñé ser músico, ¿quién no soñó con serlo? Me trato de convencer que todos alguna vez lo desearon, así no hay arrepentimiento. Suena “Tears for Fears”, gran banda ochentosa, o ¿es de los noventas? Ni me acuerdo. Se trata de esbozar en mis labios una sonrisa, aquella que solía tener cuando era niño pero me sale una mueca que no es esto ni aquello. El Dr. Famoso no sonríe infantilmente. Freno en un semáforo, se frena a mi derecha un auto lleno de chicas jóvenes, se me quedan mirando. Les gusto, o tal vez sea el auto y la facha. Deben serlo, ni me conocen. Pero ahora sí me sale una sonrisa, la sonrisa seductora, esa la tengo bien practicada y últimamente me duele cada vez que la uso, y lo triste es que no la controlo. El afuera impecable pero el adentro vacío, o peor, llenísimo, pero lleno de reflejos del afuera, lleno de cálculos, de filtros, lleno de la mirada de los otros.

Llego a mi casa, prendo la tele y me meto en el armario. Me asomo para ver qué están pasando: Racing vs. San Lorenzo, quizá sea entretenido. Me adentro en el armario y saco un vestido, busco el rouge, la peluca, los aros (a presión) que se olvidó una de las tantas chicas que pasó por mi cama, y los zapatos. Me desvisto frente al espejo, me estoy quedando medio pelado o por lo menos eso me parece, es difícil tratar de descifrarlo solo, me sería mucho más fácil determinarlo con otra persona a mi lado, con otros ojos. Me coloco el vestido y demás accesorios. Me meto en el baño y me pinto los labios. Me miro, poso, me acomodo, me trato de hallar… Nada. El vestido es incómodo. La peluca pica. Los aros aprietan. Mis brazos y piernas peludas tampoco ayudan. Éste tampoco soy yo. Hace varios meses me vengo buscando, metiéndome en diferentes disfraces, anhelando encontrar aquel que no sea disfraz, aquel que sea yo. Tal vez pueda hacer una fiesta, disfraces no van a faltar. Tardé mucho tiempo en darme cuenta que los trajes del Dr. Famoso son mi más repetido disfraz. ¡Tanto tiempo pasé pensando que ese era yo! Y cómo no pensarlo, a los otros les encanta el Dr. Famoso, los otros desearían ser el Dr. Famoso y las otras desean acostarse con el Dr. Famoso. Pero ¿quién es el Dr. Famoso? Es un reflejo, el espejo de un afuera que trata de simpatizar, que trata de agradar. Y qué bien lo logra, pero ¿quién puede aguantar ser un reflejo? Yo lo hice por mucho tiempo y ya no lo aguanto más. Ya no me aguanto. Lo quiero matar al Dr. Famoso, despojarlo de todo lo que no es, desnudar la ilusión, y así acabar con el engaño, con la mentira. Su destrucción tal vez me ayude a quedar yo, simplemente yo. Sin disfraz, sin máscara. Para colmo me busco mirándome ante un espejo, siendo aún un reflejo, irónico, ¿no?

Me quito el ridículo disfraz en el que me metí, me siento en la cama, solo y desnudo, abatido por mi extraterratismo, desanimado por sentirme un forastero en mi propio ser. Cierro los ojos y quiero llorar pero me olvidé cómo, el Dr. Famoso no llora. Me acuesto, ni siquiera me meto bajo las sábanas. De repente se corta la luz, justo lo que faltaba, sí, justo lo que faltaba… Abro los ojos pero es lo mismo que tenerlos cerrados, no veo nada. No hay luz, no hay reflejo. Me siento en el borde de la cama en medio de la nada, en la profunda oscuridad, un lugar sin duda extraño, un lugar en el que jamás me hallé. Me invade cierta aprensión que me sofoca pero luego de un instante me llena una extraña claridad. Aquí no hay adentro y afuera, aquí es todo adentro o todo afuera, aquí es todo. Aquí simplemente se es, aquí el Dr. Famoso no puede ser, no tiene dónde calcular su reflejo. Me siento inmóvil, estático, eterno. Ésta profundidad sólo puede ser buceada e increíblemente no hace falta un tanque de oxígeno, ni una linterna, ni siquiera unas antiparras. Tal vez aquí me encuentre. Surgen las lágrimas, una buena señal, avanzamos…

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno que se sienta incómodo dentro de este personaje! Esto habla de una necesidad de algún cambio de rumbo, de revisar objetivos logrados y por lograr, y sin despreciar al Dr. Famoso, habría que sacarle tal vez, protagonismo principal para dejar lugar a otros personajes muy intereantes que deben estar esperando en el camarín, para salir a escena...Por lo menos, el narrador ya salió, y actúa fantástico... Felicitaciones

Unknown dijo...

Cuando la persona deja de serlo para convertirse en personaje, allí está el daño que nos hacemos y hacemos a los que queremos. Gracias por el blog. Aprendemos, que no es poco

Dra. Teresita Faro dijo...

Gracias a Célica y a Esteban por entender y valorar el trabajo conjunto que realizamos en la psicoterapia, pero gracias especialmente a mis pacientes que tienen la posibilidad y el talento para transformarse, superarse y poder exponerse así.

Anónimo dijo...

Es en realidad no sólo un cuento hermoso, es la expresión de catarsis más pura que he leído y miren ustedes que a esta altura de mi vida me paso mucho tiempo leyendo e informándome. Lo que no sabía era que en Psicoterapia junguiana se puede trabajar con estos resultados
Felicitaciones.

Anónimo dijo...

Famosos y bien famosos van a ser ustedes y vuestra terapeuta que los lleva por esos senderos de luz, descubriendo talentos y esencias. Los felicito. Y me pongo anónimo, porque no se como meterme. Pero ya voy a aprender

Luis Amaya dijo...

Yo también escribo y me fascinó tu relato y la profundidad que tiene,
además se siente que las vivencias son bien genuinas y que te estás transformando en tu esencia. Felicitaciones.

Dra. Teresita Faro dijo...

Muchas gracias a tods los que nos siguen,los jóvenes se alientan y a mi me regpcija el alma.

Anónimo dijo...

Andy, el relato es genial! Me trasmitió la desesperación de estar en un abismo en donde hay que saltar o retroceder y soportar un ser falso. El punto de quiebre es muy doloroso, pero se nota que hay esperanza!
Gracias por compartirlo.
Saludos,

Delfina

Anónimo dijo...

HOLA ANDYYY!
jajaj! quien lo hubiera dicho... comunicandonos a traves del blog de Tere...
Te super felicito por tu cuento... me EN-CAN-TO!!!!
Que buen relato: bien escrito, super creativo, profundo, espiritual y genuino!
Y me llena de alegria que el "Dr. Famoso" haya podido sentir ese momento de paz y plenitud...despues de tanta confusion y tantas mascaras...
Que mas se puede pedir en esta vida, que sentir la motivacion para buscarse a uno mismo, no?
Que sigas en la busqueda...que es infinita!!
Besos
Lupe

Anónimo dijo...

Gracias a todos por sus comentarios y aliento, fuerza impulsora que nos lleva para adelante en busca de nosotros mismos con la ayuda de los que nos rodean.

Tere, muchas gracias por colgar mi cuento en tu blog, es un honor.

Un abrazo para todos,

Andy

Dra. Teresita Faro dijo...

PARA MI ES MÁS QUE EL HONOR, LA INMENSA ALEGRÍA Y EL RECONOCIMIENTO DE TENER CHICOS COMO USTEDES, TALENTOSOS, VALIOSOS Y CON GANAS DE ENCONTRARSE A SÍ MISMOS.

Asaru dijo...

Simplemente Excelente.

Dra. Teresita Faro dijo...

A RAFAEL BARRIO, NUESTRO AMIGO DEL BLOG , EN NOMBRE DE ANDY LE AGRADEZCO SU SIMPLEMENTE EXCELENTE. SI NOS SIGUES YA VERÁS OTROS SUELÑOS RELATADOS . REALMENTE PRECIOSOS.