8/9/07

Los ojos que nos miran

En técnicas Junguianas trabajamos con imaginación activa. Publicamos así un cuento de Delfina , sobre "los ojos que nos miran" y que ella tituló MIRONTE. ¡Qué belleza!


La mirada de los otros

Mironte era un pueblito italiano que se ubicaba en Sicilia. Quedaba justo en la punta de la bota del mapa. Muy pocos conocían este pueblito, generalmente nadie entraba ni se iba de el, porque contaba de una peculiaridad muy especial. Algunos dirían que era una maldición, pero yo creo que era la posibilidad de ver la naturaleza humana en su totalidad.
El pueblo contaba con unas 50 casitas de barro y madera muy pintorescas, de colores de la tierra como verde, diferentes tonalidades de marrones, amarillos en cantidad, y rojos. Estas se arremolinaban en torno a la capilla central. En cuestión, muy irónico, ya que en este poblado no había secretos de ningún tipo. Por lo tanto muy pocos se confesaban. ¡Si , como lo leen! todo era sabido por todos. Desde las peleas constantes del matrimonio Sachetto hasta los rumores de infidelidades que surgían en el pequeño burdel en la ladera de la montaña. Todo esto se debía a que la madera con la cual se construían las casas tenían algunos agujeritos, lo suficientemente grandes para mirar a través de ellos. Era una población muy curiosa y se espiaban unos a otros todo el tiempo. Si yo hubiera puesto una moneda en un tarro cada vez que se escuchaba algún chisme de una vecina o de alguna oveja descarriada, ya seria millonaria.
No se si por suerte o por destino, mi auto se averió a 200km de ese pueblo. A partir de ahí fue que mi aventura empezó. Tuve que quedarme un mes entero en aquella población mientras mi auto se reparaba. En un principio me fastidiaba no tener intimidad o creía yo que no tenia, por la constante tensión que me recorría. No podía relajarme porque me sentía constantemente observada. Las caretas que usaba para cada ocasión ya no me servían de nada porque la gente percibía mis cambios de vestuario. En aquel momento las empecé a dejar de lado, una por una, Delfina la guerrera, Delfina la sanadora, Delfina la reina y pase a ser Delfina, simplemente Delfina. Obvio que con todas sus virtudes y defectos, con sus estados como el miedo, la ira, la irritabilidad, la culpa, etc. Y a partir de ser yo fue que esos estados se fueron volviendo menos frecuentes o menos explosivos. Ya el olor a vergüenza que antes envolvía el ambiente, y que surgía como una neblina que cubría el cielo en los atardeceres empezó a difumarse.
Entonces sucedió, me conocí y me acepte. Llegue hasta gustarme y mucho, vi todo lo que tenia para dar y aprendí a recibir también. Cambios sutiles que vinieron con el poco tiempo que tenia. Llego el amor, pero no aquel amor egoísta que damos a cambio de una valoración positiva de nosotros mismos. No un amor de espejo, sino el amor de otras virtudes y defectos. Ese amor que aceptas como te aceptaste a vos mismo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Delfina:

¡Qué hermoso cuento!

¿Sos tan linda como el cuento?

Felicitaciones.

Martín

Anónimo dijo...

Doctora: ¿Así trabajan con técnicas junguianas?

ES REALMENTE MUY INTERESANTE, ME ALEGRO DE IR ENTERÁNDOME DE TANTAS COSAS QUE NO SABÍA Y NO SIEMPRE DE COMENTARIOS BUENOS. GRACIAS

GRACIELA dijo...

Delfina ,tu cuento es hermoso y tan revelador!!!!
Que bueno encontrar alguien que se acepta y se ama,así sencillamente... a menudo nos olvidamos de que en verdad ¡somos tan dignos de amor!!! Y suplantan las máscaras esta certeza.
Te habrá costado tus lágrimas y desvelos, y tal vez la guía cariñosa de "la Teresita" (no en vano su nombre
santo).Te felicito de corazón, y te mando un gran abrazo, y gracias por compartir , que nos da envión a todos!!!
BESOS.

Anónimo dijo...

¡Que bonito el cuento y que profundo. Escriba más doctora , me encanta que en Argentina se pueda trabajar así.

Luciano

Dra. Teresita Faro dijo...

Gracias por los comentarios y esas hermosas reflexiones.
A veces trabajamos así. No con todos se puede. Pero con los que se prenden en esto es fabuloso.Prometo publicar mañana si puedo, Otro bello cuento sobre los OJOS QUE NOS MIRAN de ANDY

Anónimo dijo...

Me encantó éste cuento por la simpleza que lo envuelve y lo profundo que evoca. ¿Cómo no sentirse identificado? Un pueblo sin desperdicio, si se sabe aprovechar. Delfina, es un cuento muy bueno y revelador.

Tere, gracias por compartirlo.

Dos besos, una para cada una.

Unknown dijo...

Delfina:

Me encantó tu cuento. Dale, escribí otro. Algo que sientas, como en este desde lo profundo

Anónimo dijo...

No voy a alabarte, ni a felicitarte, ni a adornarte con bellas palabras .... pero si voy a A G R A D E C E R T E, por haberme hecho reflexionar, en ese agradecimiento esta ipmlicito lo bello de tu cuento
Fres